“Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro” Hebreos 4:16
Todo el mundo cree que tiene derecho a recibir un montón de cosas. Está muy de moda hoy en día escuchar “es mi derecho”. Creemos inclusive que por ser hijos/as de Dios tenemos derechos adquiridos como si fuera que somos socios de algún Club.
Seamos honestos. Muchas veces los hijos no se lo merecen, pero de todos modos los perdonamos. ¿Por qué? Porque los amamos. Dios me da lo que necesito, no lo que merezco. Esto se llama misericordia y Dios espera que haga lo mismo con otros. He aquí algunas razones a considerar porque debemos extender la misericordia.
Porque Dios me ha mostrado misericordia: Pienso en todas las cosas tontas que he hecho en la vida y Dios continúa bañándome con Su amor, misericordia y gracia. En Mateo 18:33 dice “¿No debías tú también tener misericordia de tu consiervo, como yo tuve misericordia de ti?”
Dios ha sido misericordioso conmigo, así que necesito ser misericordioso con otras personas. Tal vez otros se merecen un buen castigo, pero si Dios no me lo dio también debo extender estos a otros.
Porque voy a necesitar misericordia en el futuro: Dios no solo me extendió misericordia en el pasado, sino que la necesitaré también en el futuro. En Santiago 2:13 dice “Porque juicio sin misericordia se hará con aquel que no hiciere misericordia”.
A lo mejor dices: «¡Pero no sabes cuánto me lastimó esta persona! Simplemente no puedo perdonarla». Entonces espero que nunca más peques. Cuando te niegas a perdonar y mostrar misericordia a los demás, estás quemando el mismo puente que tienes que cruzar alguna vez en el futuro.
Porque me hace feliz: Debo ser misericordioso, simplemente porque eso me hace feliz. Es una bendición boomerang, lo que tu das es lo que recibes. En Mateo 5:7 dice “Felices los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia”.
La falta de misericordia te hace miserable. Hacer actos de misericordia nos saca de nosotros mismos, saca la atención de mí y la enfoca en otras personas y esto produce felicidad.
CONCEPTO IMPORTANTE
Las personas más miserables que conozco son las que están resentidas, que se niegan a perdonar a otros. No se dan cuenta de que se están lastimando a sí mismo. En Proverbios 11:17 dice “A su alma hace bien el hombre misericordioso; Mas el cruel se atormenta a sí mismo”.
Solo aquellos que dan misericordia, reciben misericordia. Por ello tenga mucho cuidado al exigir justicia, porque Dios también podría dártela. Si todos obtuviéramos lo que merecemos, ninguno de nosotros estaría aquí.
La misericordia es dar a los demás, no lo que merecen cuando han caído, no lo que merecen cuando nos han lastimado, sino darles lo que ellos necesitan. El perdón y la misericordia es una calle de doble sentido, tarde o temprano la voy a tener que transitar nuevamente.
MOTIVO DE ORAICION
Señor Jesús hoy vengo delante de ti para darte las gracias por ser misericordioso conmigo y no darme lo que me merezco. Ayúdame a perdonar y extender a otros la misericordia aun cuando no se la merecen.