COMBATIR LA AMARGURA

“Te aseguro que el resentimiento destruye al necio, y los celos matan al ingenuo”. Job 5:2

La amargura tiene una forma tenaz de echar raíces en lo profundo del alma y resistir todos los esfuerzos para eliminarla. La amargura puede provenir de heridas profundas que no puedes olvidar. Inclusive puedes llegar a acostumbrarte a un corazón amargado, pero te destruirá.

Puede ser difícil dejar de lado la amargura. Pero la amargura es costosa, es como beber veneno y esperar que lastime a la otra persona. Afortunadamente hay cuatro pasos para eliminar la amargura.

Deja que Dios pague la cuenta: No busques saldar las cuentas con aquellos que te han hecho mal. Confía en Dios y deja que el pague la cuenta. En Deuteronomio 32:35 dice “Mía es la venganza y la retribución dice el Señor”. Si hay alguien o algo en tu vida que te ha causado mucho dolor, Dios te dice hoy “No te preocupes yo me encargo de esto”.

Permite que Dios sane las heridas: Hay personas que saben que la tormenta pasó, pero no permiten que salga de nuevo el sol sobres sus vidas. Has notado que a veces las cosas más insignificantes te pueden volver loco. En el Salmos 147:3 dice “Él sana a los que tienen roto el corazón, y les venda las heridas”. Permite que Dios pueda poner vendas a tus heridas para que sanen.

Deja que Dios borre el sentido de culpa: Muchos de nosotros pasamos culpando a otros o culpándonos a nosotros mismos por la amargura que estamos atravesando. En Sofonías 3:18 dice “Dios promete poner fin a la desgracia que ahora sufren y a la vergüenza que ahora sienten”. Deja que Dios pueda quitarte el sentido de culpa que solamente quiere prolongar tu agonía de dolor.

Levántate y sigue adelante: Cuando la leche esta derramada… ¿qué vas a hacer? ¿Te estarás lamentando por el resto de tu vida? En 2 Samuel 12:20 dice “David se levantó entonces de la tierra, se lavó y se ungió; cambió sus ropas, entró a la casa de Jehová y adoró”. La mejor forma de salir de tu amargura es confrontar tu dolor y darle gracias a Dios por lo que el hará en tu vida. 

CONCEPTO IMPORTANTE

El tiempo, en lugar de disminuir el dolor, solo parece agudizarlo. La amargura puede resultar de las palabras hirientes de un amigo o compañero de trabajo. Una vez instalada la amargura en nuestra vida es como un cáncer que quiere carcomernos.

Sólo Dios es plenamente consciente de su potencial destructivo. No hay nada tan profundamente incrustado en tu corazón que el amor de Dios no pueda alcanzarlo y removerlo. Ninguna ofensa cometida contra ti es tan atroz que el amor de Dios no pueda permitirte perdonar.

Cuando permites que la amargura crezca en tu vida, rechazas la gracia de Dios que puede liberarte. Si eres honesto ante Dios, admitirás la amargura y permitirás que Dios te perdone. El mejor remedio para tu amargura es perdonar, levantarte y seguir adelante.

MOTIVO DE ORACIÓN

Señor Jesús hoy vengo delante de ti reconociendo que estoy lleno de amargura. Estoy cansado de vivir con ella. Hoy te ruego que puedas sanar mis heridas del pasado y ayudarme a salir de este estado de amargura.

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